Se trata de una explotación agropecuaria muy característica del modelo de colonización romano en zonas rurales. El periodo cronológico del yacimiento se extiende desde el siglo II a.C. hasta el V d.C.
La Villa se articula en varios núcleos, entre los que destaca: la “pars urbana”, donde quedaría ubicada la “domus” –residencia estacional del propietario–, el complejo termal, y la “pars frumentaria” –o sector industrial– dedicado a la manufactura y almacenamiento de la producción agrícola y ganadera.
Una de las particularidades más significativas del edificio es la existencia de un mirador orientado al sur que se abre a las mejores panorámicas del lugar: Sierra Espuña y El Castellar.
La actuación arqueológica sobre el complejo termal ha supuesto la excavación superficial de unos 450 metros cuadrados aunque sus dimensiones son superiores.
Se ha podido documentar hasta el momento la existencia de al menos dos hornos, o “praefurnium”, responsables de calentar las diferentes salas y el agua de bañeras y piscinas por medio del sistema de calefacción con cámara de aire subterránea y parietal denominado “hipocaustum”.
Visitas concertadas: 2 € (individual), 1 € (con bono de entrada conjunta museos)