Punto de referencia en el perfil urbano de Bullas y centinela del transcurrir del tiempo para sus gentes
La Torre de Santiago o Torre del Reloj se construyó en 1900 con el fin de informar de la hora a los vecinos y especialmente para regular las tandas de riego en la ya desaparecida huerta del Calderón. Fue una iniciativa totalmente privada del entonces alcalde Joaquín Carreño Góngora, quien terminaría donando el edificio al Ayuntamiento en 1916. Su maquinaria, de fabricación suiza, fue puesta en funcionamiento por el relojero palentino Moisés Díez, quien también se encargó de fundir las tres campanas que hacen sonar cuartos y horas. En 1992, tras la demolición de las dos casas adosadas a la Torre, se abrió la plaza que hoy encontramos a sus pies. Desde 2010, cuando se llevó a cabo la última restauración integral, el reloj funciona de forma automática, desapareciendo la necesidad de darle cuerda a diario como venía haciéndose desde sus orígenes. Se encuentra declarada Bien de Interés Cultural