Pasadas las ruinas de la ciudad visigoda de Begastri, en Cehegín, se llega al Escobar, un pequeño caserío donde se encuentra el “Restaurante la Almazara”.
Ocupa el espacio de un antiguo molino de aceite, del que se conservan las zafras, las cántaras metálicas, el molino que reemplazó a las piedras y diversa maquinaria tradicional.
Pasadas las ruinas de la ciudad visigoda de Begastri, en Cehegín, se llega al Escobar, un pequeño caserío donde se encuentra el “Restaurante la Almazara”.
Ocupa el espacio de un antiguo molino de aceite, del que se conservan las zafras, las cántaras metálicas, el molino que reemplazó a las piedras y diversa maquinaria tradicional.
El zócalo de azulejo, sus baldosas de barro y las paredes de tirolesa, contrastan con las envejecidas colañas del techo a causa de los vapores propios del antiguo proceso de elaboración del aceite.
Los organizadores y jefes de sala, Carlos y Salvador Ortega, han apostado por formarse profesionalmente en el servicio de restauración, de manera que la atención a sus clientes es un gran valor añadido.
Así, cada plato y cada copa de vino, es protagonistas de la puesta en escena, de la excelencia de su servicio, que es fruto del conocimiento en profundidad de los gustos de su clientela.
Con el propósito de salvaguardar las recetas de la cocina tradicional y desarrollando al mismo tiempo propuestas complementarias e innovadoras para hacer las delicias del paladar, la Chef Laura Ortega ha definido una carta muy completa, en la que no faltan los productos comarcales y regionales. También ha puesto mucho esmero en extraer los aromas y sabores de antaño. En la carta encontrarás un reflejo de esta dedicación.
Fuera de carta cuentan con opciones según temporada.
En definitiva, una completa propuesta para disfrutar.